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11. El fuego jamás detenido.

     POESÍA  Los seres de la tiranía han construido un mundo de vidrios quebrados,

            han hecho de las buenas intenciones una sangre que se desagua por los ojos de los árboles,

            tallaron sobre la sonrisa de la rana la esperanza atroz de un ave que circula el último vuelo de lo que siempre

            será utópico, de lo que siempre será profecía dormida entre las aberturas del ocaso;
            La justicia, la gota de agua donde renacen las semillas de la tierra;

            en que la creencia de la igualdad es la convicción

            más fuerte, es lo veraz que la vida no puede quitar.

            Lo cierto es que tal mundo casi desaparece, el derecho legítimo de la mujer de acceder a un mejor devenir;

            donde los atardeceres son siempre lo lejano

            que calma el alma, el templo perfecto que las guarece del ritmo incalculable que las quiere herir.

            Montuna estás tú, la tangible lucha de las mujeres,
            tu travesía más amada; regar tu sangre como lluvia por el derecho certero de la mujer.

            Vienes como el Dragón de los bosques que emergen de los pensamientos del río y de la

            brisa gris que es la canción imperecedera de la niebla,

            vienes como la serpiente emplumada que posee el fuego diáfano de las voces que yacen en todas las selvas

            de tu pueblo , voces de fuego , voces que quieren ser libre,











































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