Page 121 - MEMORIA 2020
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                                                       El tiempo de los desagravios es un tiempo muerto

                                             donde los sermones son secretos encallados en la conciencia

                                                             que recordamos según los dueños del balón.
                                         Los ceniceros sobre las mesas son limpiados con la mano abierta

                                                                que sacude sus dedos sobre la superficie,
                                                                                  esparciendo en el aire,

                                                                                        el clamor ajeno
                                                                                     de los que impiden

                                                                                  que la soledad penetre

                                                                           en los gestos más profundos.


                                                         Somos un sitio donde murió la eterna primavera
                                                                     para dar paso al sentido de la culpa

                                                                        y donde encendemos la hoguera

                                                          para guardarnos los más impuros pensamientos
                                                                                  grabados en memoria,

                                                                              más el tiempo lo cura todo
                                                                                    y la claridad navega

                                                                      abriéndose paso entre las sombras

                                                             en un esfuerzo por lavar con gotas de lluvia
                                                                                    la afrenta alucinante

                                                                              que pervive en los sueños.


















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