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Un nuevo paradigma se hace presente y es el que si bien las mujeres
han incursionado en el mundo productivo, sin dejar de atender sus

responsabilidades familiares, es hora en que los hombres asuman como
parte de sus responsabilidades, el trabajo en el ámbito reproductivo de
manera equitativa. Ello contribuirá a que hombres y mujeres aporten
con igual presencia en la vida familiar y exista una mayor participación

de las mujeres en la vida pública, como parte de su ejercicio ciudadano.

Sobre el trabajo Productivo y Reproductivo

El concepto de Trabajo Productivo se emplea para denotar el trabajo
que se produce en la espacio de la producción de bienes y servicios para
el ámbito público, mientras que el concepto de Trabajo Reproductivo se
emplea para denotar el trabajo en la producción de bienes y servicios

en la esfera de lo doméstico, es decir el ámbito privado, el cual no es
remunerado.

Estas dos esferas del trabajo, diferenciadas por el ámbito en donde

se gestan: el público y el privado, revela el nivel de jerarquización
y dimensiona mejor el espacio de reconocimiento social, de poder y
prestigio del trabajo productivo, minusvalorando el trabajo reproductivo,
que es invisible y no genera riqueza o poder.

Esta categorización permite comprender la polarización entre el trabajo
dirigido al mercado, al cual se le asigna valor monetario, de aquel
dirigido a la reproducción y al cuidado de la vida humana, el cual recibe

una valoración social.

Sobre las metodologías para la medición del trabajo reproductivo

El trabajo reproductivo o no remunerado requiere para ser estudiado,
de metodologías e instrumentos de medición específicos, por lo
que algunas estudiosas del tema (Aguirre,R.,2005:14), destacan
una segmentación funcional para facilitar su estudio: el trabajo de

subsistencia, el trabajo doméstico, el trabajo de cuidados familiares y el
trabajo voluntario o al servicio de la comunidad.

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