Page 54 - MEMORIA 2020
P. 54

CUENTO









            peligro que otro negro bailador se la levante, otra cosa es que sea un negro de los muchos en Panamá
            que queda sin empleo de nuevo, eso no lo voy a permitir por segunda vez. No volveré a quedarme con


            las piernas cruzadas viendo el sudor de preocupación de Yuya, no padeceré ese cáncer del desempleo,
            esa enfermedad no la supero.


            Los ojos verdes dl jefe me sacan de mi autodebate. Enderezo el lomo para hablar, pero Fernández se
            adelanta:


            – ¡A la oficina de inmediato!
            – Jefe, permítame.


            – Smith, la cosa es grave.
            – Lo que tengo que decirle también es grave jefe, si me deja...


            – ¿Que no entiende que debe escucharme? -Gritó con la voz quebrada.
            – Jefe la cosa no fue tan grave, estoy mejor.


            – Smith, ahora lo sé. Escuche, ayer tuvimos faltante de empleados, la obra tiene una fecha de culminar
            para esta fase y acepté a un par de muchachos practicantes. Como no estábamos preparados para la


            llegada de nuevos obreros y el tiempo apremiaba, les prestamos algunos arneses de seguridad. El pela
            ́o que usó el suyo hoy vino temprano porque quería quedarse trabajando fijo, pero acaba de morir. No


            revisamos el equipo y estaba desgastado en la costura de los soportes. Resbaló y el arnés no soportó. No
            hay nada que podamos hacer, le cagamos la vida a una familia.


            La cara desencajada del capataz me dice que me vaya de inmediato. No sé qué hacer. La algarabía en la
            obra no para, la escena desploma al más fuerte, hay llantos de hombres, gritos, miradas que buscaban


            consuelo y una sirena que termina de sembrar el desconcierto. Es que no se imaginan lo que es perder
            a un amigo de trabajo, a un compadre, incluso un desconocido cuando entra a la construcción es un


            hermano en aquella parte. No sé cómo explicarlo, pero ni en todos mis años en bancos sentí tal afinidad
            en un solo lugar.


            Camino al transporte contando los pasos como en la procesión del Nazareno de Portobelo,
            no  sé  cómo,  pero  estoy  frente  al  metro,  ahora  odio  a  todos  los  políticos  que  robaron  plata  con  la


            construcción de esta obra, agradecí cada minuto de vida puesto por quienes levantaron cada saco de

      54
   49   50   51   52   53   54   55   56   57   58   59