Page 49 - MEMORIA 2020
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CUENTO
Del lado contrario unos grillos llaman mi atención y quedo perplejo al ver el jardín del Museo de Arte
Contemporáneo, es una paleta de matices, cualquier momento loco traeré a Gloria a una exposición,
he visto los anuncios en redes. Miro alrededor, el panorama el que ofrece este parquecito parece una
postal, pensar que en medio de la desgracia del cáncer hay árboles, cuántos enfermos habrán llorado
aquí después de haber recibido un diagnóstico de desahucio, cuántos abrazos se habrán dado bajo estas
sombras, cuántas despedidas para siempre... En este momento quisiera ceñirme a Gloria, si Gloria... ¿Será
que me estoy enamorando? No creo, he vivido muchas ilusiones y buenos polvos, nada de problemas
como el nica, no creo en amores a primera vista ni amistades románticas, la vida es concreta y práctica,
decides tu vida con quien quieres y listo, vienen los hijos, si es que se quieren, sino, se envejece en
pareja o solo, no tiene que haber complique; mi padre y mi madre vivieron momentos lindos con nuestra
infancia, y ahora que lo pienso, si hubiese llegado uno más juraría que nos hubiera tocado dormir en
gavetas, no en camas. Ser padre es algo serio, los niños comen, se enferman, van a la escuela y tienen
derecho a ser felices, además, las mujeres sufren mucho con un parto, eso me lo enseñó Lea, una niña
salvadoreña, que es mi vecina, un día le pregunté qué quería ser cuando fuera adulta y me salió con una
respuesta que me dejó boquiabierto
– Seré bailarina como Nadia Comaneci, pero no tendré hijos.
– ¿Y eso por qué Lea?
– ¿Has visto el tamaño de un niño cuando nace?
– Hummm, sí
– ¡Es de eeeeeeste tamaño, y debe salir por la vagina qué es de eeeeeeeste
tamañito!
La niña me sacó la carcajada mientras estiraba el bracito buscando asemejar el tamaño de un bebé y
posteriormente colocaba sus manos acorazonadas para demostrar el tamaño de la vagina dilatada. Lea
es inteligente, y acertó con toda razón, ahora entiendo que parir es un acto de valentía, sin las mujeres no
habría humanidad, pero estoy como Lea, no quiero ser papá. No que va, eso de ser papá no me lo pienso.
La última calentura que tuve fue con una muchacha evangélica ¡pa ́l diablo! todo era pecado, hasta
agarrarnos de las manos, no vi oportunidad de nada con ella. Un día comenzó a hablarme y dique que
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