Page 76 - Memoria2018
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al automóvil que esperaba frente al banco. Uno de los clientes, hombre muy fornido, también me ayudó a
CUENTO inmovilizar al delincuente mientras los del auto salían disparados.
Al poco rato llegó mi marido. Estás bien, me preguntó. Le di un abrazo; después de tanta adrenalina,
lo único que quería era regresar a casa, pero los testigos tuvimos que rendir declaración. Después resultó
que el guardia de seguridad era cómplice de los asaltantes. Esa tarde salimos en el noticiero y al día
siguiente, en primera plana de los periódicos. Digo salimos porque no fui la única, el fortachón que casi
aplastó al maleante también hizo lo suyo; después me dijo que sabía algo de karate. No somos héroes, es
verdad que por mi profesión he sido entrenada para reaccionar, pero lo hubiera hecho cualquiera, afirmé a
los periodistas. Te volviste famosa, bromea mi pareja, estás circulando por las redes. Bueno, este domingo
disfrutaré de mis quince minutos de fama porque el lunes a las seis en punto tengo que regresar a la brega:
soy una mujer común y corriente.
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