Page 11 - Memoria Premios IPEL 2021
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Ganadores de Cuento



                                                  1er. Premio


                  Título:                     El legado de Itai

                  Seudónimo:                  Pandora

                  Autor:                      Linda Jean Maquivar Espinosa


                  Provincia:                  Panamá
                                                                                     ITAI

                                                                    Cuando Itai abrió los ojos sonrió. Veía

                                                                    colgado del techo de la choza el pájaro
                                                                    de múltiples colores que le había tejido
                                                                    Otore. Otore Akai, Akai del hogar de los

                                                                    que  lo  saben  todo.  El  patriarca  Akai
                                                                    tenía  mucho  conocimiento  de  todo  lo
                                                                    que había a su alrededor.

                                                                    Conocimiento     heredado    de    sus
                                                                    antepasados, conocimiento que iba de
                                                                    mano en mano a toda su descendencia.


                                                                           Hacia unos años que Akai había

                  decidido pasar su mano a los descendientes de otros hogares. En las tardes después de la
                  labor y el segundo sagrado él se reunía con todos los que querían aprender su legado. Itai
                  le gustaba ir a esas reuniones. El sol anterior Otore le había enseñado a hacer el ave de

                  múltiples colores con el sudor de las semillas y plumas que había recogido en el bosque.
                  Cada semilla sudaba un color diferente. Cada color se ponía en pocillos de piedra y se iban
                  añadiendo a las hebras de las hojas previamente secas. Se hacían tiras, se tejían y luego

                  con  destreza  se  tejían  convirtiéndolas  en  aves,  canastos,  taparrabos,  todo  lo  que  uno
                  quisiera.
                          Itai recordaba cada detalle mientras Tarita la llamaba. Saltó y se dirigió a su lugar

                  mientras miraba el cielo, faltaba poco para que las flores abrieran. Debía comer el primer
                  sagrado para ver a la Gran Madre. El delicioso aroma hizo cosquillear su interior, ya todos

                  estaban reunidos alrededor del hogar esperando su porción. El agua hervía y todos querían

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