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Los estudios destacan que las relaciones de cuidado se caracterizan
            por:



               (i)  el  carácter  interpersonal  e  íntimo  entre  la  persona  que
               provee el cuidado y quien lo recibe;
               (ii)  el componente afectivo vinculado con las emociones que se

               ponen en juego en el acto de cuidar al otro y con el amor hacia
               quien recibe el cuidado, lo cual dificulta su tratamiento científico
               como objeto de estudio ;
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               (iii)  la naturaleza asimétrica de la relación, en tanto se caracteriza

               por  la  facultad  de  mando  de  una  de  las  partes  y  la  falta  de
               autonomía de la otra y el carácter intergeneracional, ya que es
               precisamente  en  los  extremos  de  la  vida  (niñez  y  ancianidad)
               cuando  las  personas  requieren  de  mayores  cuidados  y/o  de

               cuidados especiales (Batthyani, 2004; Himmelweit, 2003; Tronto,
               2006 y Folbre, 2001) (González, 2015)


            Otros elementos que aporta el trabajo de Elaine Acosta González,

            sobre la definición del concepto de cuidado, se basa en la definición de
            C. Thomas (1993) quien identifica las siguientes cinco dimensiones:
               a)  La identidad del proveedor y del receptor de cuidados,
               b)  El tipo de relación entre proveedor y receptor de cuidados,

               c)  El contenido social del cuidado,
               d)  El contenido económico de la relación y del trabajo,
               e)  El marco institucional en el que se insertan los cuidados y los
               servicios.

            El cuidado incluye el conjunto de actividades que sostienen la vida
            de las personas.  Mertxe Larrañaga Sarriegi, parte de la identificación
            de cuatro tiempos en la vida de las personas: personal necesario
            (necesidades fisiológicas, cuidados personales); tiempo contratado o

            comprometido (trabajo mercantil, estudios); tiempo comprometido
            en otras actividades (trabajo domésticos y de cuidado) y tiempo libre.
            Los trabajos y contenidos de los tiempos de cuidado abarcan desde
            el autocuidado, el cuidado de otras personas en su integralidad, todo


            3  En la sociología positivista, pues otras perspectivas de análisis holístico, aportan una
            epistemología, teoría e instrumentos científicos con los cuales trabajar.


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