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de salud cuando lo hay. Particularmente, compartiré lo relacionado
con mi experiencia con mujeres indígenas.
• Las mujeres en estos espacios realizan por igual trabajo
productivo agrícola y trabajo de cuidado, ambos sin remuneración.
• Las tareas de cuidado cuando los hijos/as son pequeñas y
requieren de su cuidado –enfermedad, escuela o representación
social- les limitan su participación en la actividad productiva.
• El trabajo de cuidado es responsabilidad de las mujeres,
aunque ambos hayan estado juntos en el campo durante una misma
jornada. Lo que hace para las mujeres una jornada doble. Esto difiere
de las condiciones urbanas por requerir mayor esfuerzo físico y
desprotección de condiciones climáticas y riesgos propios del campo.
• Estas mujeres comparten, junto con la producción agrícola y
la reproducción social la elaboración de artesanías, naguas las Ngäbe
Buglé y cestas las Emberá – Wounaan. En el caso de las Kunas, es
mucho menor su participación en el trabajo agrícola y mayoritario el
trabajo en la producción de molas.
• En general, la venta de las artesanías y algunos productos
agrícolas las incluye en el mercado, lo que les permite la compra de
algunos escasos bienes que no hay en sus unidades de producción
familiar.
• Las niñas hacen el aprendizaje de los roles del cuidado desde
edades muy tiernas –cuidando hermanos/as más pequeñas- y
aportando esfuerzos a la unidad de reproducción social y producción.
La economía de subsistencia no deja recursos disponibles para invertir
y desarrollar negocios, salvo las pequeñas tiendas y algo de buhonería.
En concreto es extremadamente reducido el empleo por cuenta ajena
y público.
En estos territorios la división sexual del trabajo asigna a las mujeres
trabajo de cuidado, asigna trabajo productivo, también trabajo
comunitario, pero, todos ellos no son remunerados. A diferencia de las
mujeres insertas en otras esferas de la economía donde una parte, es
asalariada, aunque sea con montos salariales precarios y devaluados
por el mercado.
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