Page 99 - Memoria2017
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elección, solo porque alguna vez fue ese el tipo de vino que Flor y yo escogíamos

                    para descorchar cada vez que se presentaba la oportunidad).  De la web obtuve                        CUENTO

                    todas las versiones de los diarios, publicadas seis semanas antes, desde el

                    momento en que encontraron el cadáver desconocido –envuelto en bolsas de

                    basura, en un abismo al


                    que nadie habría ido jamás sino es por dos cazadores que erraron el sendero

                    -pasando por la nota en que “una hermana occisa” (me trajo tantos recuerdos

                    ver la foto de Dina, igualita a los días en que increpaba a Flor por su relación

                    conmigo, un hombre casado), hasta que la policía publicó un retrato hablado de su

                    “concubino”, sospechoso primario del homicidio.








                          La torva faz del retrato representaba al tal “Rober”, del que me habló ella la


                    última vez que nos vimos en un centro comercial, la pasada Navidad, cuando le

                    pregunté con quién vivía, sin entrar en detalles por el mohín de disgusto que hizo


                    al



                    pronunciar el nombre, apenas disimulado por la media sonrisa que ensayó al




                    acomodarme el cuello de la camisa, con lo que dio por cerrado el tema.  Otras




                    noticias daban cuenta de la “cacería” (así decía el titular) organizada en torno al

                    sospechoso, hasta dar con él, o lo que quedaba, varios días después, colgado de un

                    árbol en un matorral, comido por los buitres.  Agradecí al Sauvignon, en la última

                    copa, su valiosa compañía ante el desasosiego producido por tan ingratas noticias

                    que le daban nuevos sentidos a la última frase de Denise.



                          Florbi tenía diecinueve años cuando la conocí, sentada en la banca frente

                    a mi puesto en la Universidad.  Durante esa primera clase solo pude apreciar su



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