Page 97 - Memoria2017
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su hijo. Cuando se le acabaron las palabras para advertirle que por ese camino
no terminaría bien, cuando se le acabaron las lágrimas para tratar de enmendar CUENTO
tantas
rebeldías, abrió las manos y el corazón y lo dejó partir, incapaz ya de albergar más
sobresaltos, avejentada como está por los achaques y doblegada por las decepciones.
La bolsa negra sigue afuera, amarrada con un nudo. La tiraron desde un auto de
vidrios oscuros, de los silenciosos, de esos que solo usan los policías o los sicarios. Y
ahí se hubiera quedado, por lo menos hasta que amaneciera, de no ser por los perros
ladrando y los recuerdos mordiéndola una y otra vez.
Entonces, igual que aquella madrugada de tantos años atrás, hasta con la misma
cojera de entonces, aunque sin su perro, abre la puerta principal y sale a la oscuridad
armada de un machete y su linterna, los dos tan viejos como ella misma. Corta de un
tajo el nudo de la bolsa macabra y alumbra hacia el hondo foso de su interior.
Ahora entiende por qué las voces dieron paso a tanto silencio.
LLORAS POR FLORBI
La noticia la descerrajaron frente a mi rostro sin contemplaciones. No
fue mala intención; ni Denise ni Miriam tenían por qué saber lo que Flor Biloni
representaba
en mi vida. Para ellas se trataba de una excompañera de universidad, una
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