Page 98 - Memoria2017
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buena amiga, hasta ahí.
     CUENTO               Fue al final de la conversación casual que entablamos en el súper. Yo venía





                    de una cena con gente de mi trabajo y ellas dos compraban víveres a media noche.

                    Las reconocí desde lejos, al verlas junto a la nevera de los yogures, y me alegré;

                    por eso fue y las abracé, sin ahorrarles el susto.  Nadie de mi promoción ignora

                    que ambas viven juntas desde que nos graduamos (ellas tampoco lo esconden), y

                    que se llevan mejor que muchos matrimonios conocidos.  Rieron con estruendo al

                    devolverme el abrazo.












                          Hacía como dos años que no coincidíamos en ninguna parte, así que


                    estuvimos casi media hora intercambiando datos y comentando sobre el Pinot Noir
                    que cargaba

                    yo en la cesta.  Ya nos despedíamos, porque “la pequeña y dulce Miriam” como le




                    decía desde los días de salón, no soportaba el frío que exhalaba la nevera ante la que



                    acampábamos; justo en ese instante, atropellando las palabras por la prisa, Denise me





                    congeló de veras: “¿Supiste lo de Florbi? ¡Qué feo! Gracias al cielo que ese

                    hijoeputa las pagó enseguida…” Al decir eso ya doblaba por la esquina de los
                    embutidos, con Miriam volteando el rostro para asentir, y el acero de un dolor

                    súbito me clavó al


                    piso, hiriéndome por no saberlo, o por saber ahora que a Flor Biloni ya nunca

                    más podría verla viva.




                          Esa madrugada estuve despierto hasta consumir las dos botellas de

                    Cabernet Sauvignon que traje del súper (que reemplazaron y doblaron mi primera
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