Page 46 - MEMORIA 2020
P. 46
CUENTO
mí era mucho. Es que los hombres y las mujeres platicamos, hay una fama que pinta a los trabajadores
de la construcción de acosadores y abusadores sexuales, no es cierto, piropeadores si somos, pero por
lo menos a mí por ser negro, pobre, y trabajador de la construcción, el resultado es que a cada rato me
paran los policías, y me tratan de maleante, drogadicto o ladrón. Como si los abogados, doctores y curas
no fueran ladrones y acosadores. La buena parte de la historia es que Gloria es otro tipo de persona, ella
no cree en prejuicios, me siento cómodo y es por eso que cuando tiramos lengua es largo rato. Ya varios
días que deseaba verla, me estoy acostumbrando a su acento cantadito donde alarga la última letra de
la palabra que pronuncia, a esos cabellos teñidos con tres colores, y, esa cumbia que trae en sus caderas
y nalgas, hay quienes critican a quienes se operan, a mí me encanta apreciar la belleza de las mujeres,
no me importa si el elemento que exhiben son de ellas o se las pusieron en una clínica, para gustos los
pabellones, las curvas de Gloria son las de Gloria, no exagero, la primera vez que la vi imaginé que se
había metido algo debajo de la falda y que no era posible que todo eso fuera de ella, era ignorancia de
hombre, de tipo de pueblo, no era burla, apenas curiosidad; con el paso del tiempo y la confianza me
contó que en Colombia las mujeres se operan desde las orejas hasta las pantorrillas, es barato, hay clínicas
certificadas, aunque no todas, y que no es usual, como pasa en Panamá, que se publique en diarios una
cirugía, porque para ellos es un hecho natural. Desde ese día mi madurez como hombre creció, se lo
conté a unos compas de mi cuadrilla, por eso es que nadie la vacila delante de mí, es que pese a lo que se
pueda sospechar hay un criterio de respeto entre los obreros, de eso se sabe poco, pero no nos pisamos
las mangueras, no nos metemos con la guial del otro, eso es sagrado. Así que Gloria es mi “pai” según
ellos, y aunque no sea verdad lo hago pasar así para que no se metan con ella ni la piropeen, se siente
feo eso, lo viví con aquellas chiquillas, por eso me molesta que a las mujeres les chiflen o piropeen en la
calle, ojalá todos pasaran por lo mismo con un grupo de chiquillas locas y manoseadoras, quizá solo así
acabará ese cacaraqueo desde los andamios, que parece más desespero de reos que hombres que tienen
esposas, novias y hermanas. Por eso yo callo sobre Gloria, que piensen lo que quieran, a ella ni a mi nos
importa. Somos felices hablando de todo y de nuestros problemas, jugamos a ser psicólogos, yo cuando
ella está en penas y ella cuando ando cabizbajo, ese acuerdo no incluye las épocas en que por vainas de
la carencia andamos con el bolsillo roto, o los días en que por culpa de esta inequidad social de mierda
46