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Que se sienta calor de hogar.
     CUENTO        Genaro y su padre conversan de todo y de nada. Genaro le cuenta a su padre que hoy no ha


            visto a Alicia Chambers. No se la ha encontrado en ninguna de las clases que tienen juntos, por lo que

            el día no fue tan bueno, pero que igual la clase de la profesora Aramburú hizo que todo valiera la pena

            totalmente. ¡Qué mujer tan inteligente! Su padre lo mira con cariño tocándose el cabello, le pregunta

            si le gusta cómo le quedó el tinte. Genaro levanta el dedo pulgar, en señal de aprobación, le dice que

            le encantan las flores del comedor que la comida estaba deliciosa y se va a su cuarto para estudiar. Con

            Aramburú nunca se sabe. Quizás algún día lo tome en cuenta y haga que su historia dé un giro.


                   Desde el cuarto, Genaro escucha el teléfono. Parece que es Doña Elsa, para avisar a su esposo

            que se va a tomar unas cervezas con compañeras del trabajo. Que no la esperen despiertos. Genaro

            escucha a su padre despedirse con voz de desilusión. Le dice a doña Elsa que lo despierte cuando llega

            para calentarle la lasaña. Pero para ese entonces doña Elsa parece haber colgado el teléfono. Lo mismo

            de siempre.

                   Genaro sale del cuarto y le pregunta a su papá si se le antoja ver alguna película en Netflix.

            Don Genaro sonríe agradecido por la compañía y la propuesta y corre a la cocina a enfriar un par de

            cervezas y a hacer palomitas de maíz en el horno microondas. Mientras camina hacia la salita de la

            televisión, piensa que Genarito es un buen pelao. Tan diferente de su Ana Patricia. Su hija mayor, entra

            y sale de la casa como si fuera un hotel. Pura fiesta. Tuvo un bebé a los 19 años con su novio José Pablo,

            quien obviamente tiene la custodia de su niño y cuya pensión alimenticia tiene que pagar don Genaro,

            porque doña Elsa no lo quiere ni ver. Ana Patricia, de 30 años no trabaja, no se entiende de su hijo,

            no aporta nada a la casa de sus padres, y se la pasa de fiesta. José Pablo está comprometido con una

            doctora que adora al niño y está a punto de terminar su carrera de Derecho. Don Genaro sabe que una

            vez se case José Pablo, ya no va a ver muy seguido a su nietecito.

                   Cuando llevan como una hora de estar viendo la película, suena el celular de Don Genaro.

                   —Contesta tú—, le dice a Genarito.

                   —Sí, papá— dice Genaro, y corre a buscarlo.


                   En la pantalla sale el aviso de “Número desconocido”.


                   —¿Hablo con el señor Sánchez? — dice una mujer al otro lado de la línea.


                   —Sí, diga—, dijo Genaro con voz tranquila, para no molestar a su papá en caso de que fuera

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