Page 83 - Memoria2017
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las malas palabras en español. Vieron películas acostadas en los Lazy Boys de la casa de
CUENTO
los padres de Kaileigh y tallaron calabazas en Halloween. Hornearon galletas y escondieron
licor barato en el dormitorio de la Universidad. Kayleigh corrigió el inglés lamentable
de Ana, quien con un par de tragos, se volvía la reina de los karaokes. Ana jamás se habría
atrevido a decirle al chico más guapo del bar, que era el chico más guapo del bar. Aunque
un bar siempre sea un bar. En cualquier latitud. Si no fuera por los bares...
Eran tiempos de Nelly y Eminem. De Modjo. Del 11 de septiembre. De terror. De andar
nervioso. De gente que sostenía velas a la orilla del río, tratando de conectar con un dolor
ajeno. Eran tiempos de Bush. Y del presidente con el mismo nombre.
A medida que el tiempo se les escurría entre las manos Ana y Kayleigh se
prepararon para el adiós. Ana se fue de backpacking por Europa para saldar cuentas con sus
recuerdos. Y regresó con el alma deshidratada. Kayleigh estuvo en el aeropuerto para
recibirla y para decirle que todo iba a estar bien. Y estaría de nuevo dispuesta a llevarla a
ese último viaje de vuelta a casa.
Se les acabó el tiempo.
Ana ya había empacado para volver a lo que dos años atrás había dejado de ser
suyo.
Aquel amanecer con una obvia y proverbial resaca de Jaggers y Buds y lo que sea
que sirva para olvidarse de lo que no tiene remedio, Kayleigh la pelirroja missouriana
y Ana, la panameñita que no sabía recibir órdenes de nadie, se dijeron adiós en un gate de
vuelos domésticos del Aeropuerto de Lambert.
Era un itinerario St.Louis /Houston/Tocumen. Las dos se fusionaron en un abrazo
de esos que uno da cuando ya no hay nada que hacer.
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