Page 37 - MEMORIA 2020
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CUENTO









            limpieza extrema que incluya bicarbonato y limón en las axilas, y ese estropajo que te saca la mugre de
            raíz.


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            Cada vez que voy en el metro y miro mis botas sucias al lado esos zapatos lustrados, siento envidia,


            no de la mala, solo esa que sale porque alguien tiene la culpa y no yo. Y es que no hallo la forma de
            acostumbrarme en un año a esto de tirar cemento. Siempre agradezco el trabajo, lo hago con esfuerzo


            y respeto a cada uno de mis compañeros, pero hay días donde creo que mi cuerpo no nació para esto.
            Muchos años de vida bancaria me dejó un cuerpo debilitado y sedentario, cuando hago doble esfuerzo


            todo me duele, desde tocar el palaustre hasta ponerme el casco, más los días de altas temperaturas, esos
            me cocino hasta los huevos y juraría que se me sancochan. Y lo peor es que en aquella parte de donde


            vengo el agua se nos va hasta por diez días, no alcanzo ni a darme un baño digno, y se me nota, aunque
            trato de ocultarlo; en la cuadrilla un día me jodieron.


            – Heeey, te tocó baño polaco.
            – ¿Cómo así?, solté, con esa parte ingenua que aún me queda.


            – Ese que solo enjuaga culo y sobaco... - La docencia surgió de manera
            espontánea... Las risas fueron el inicio de aquella jornada.


            En esa parte de la jungla de cemento, diez no es un número ganador de la lotería, son los días donde una
            paila arrocera es toda la reserva de agua; sí, son diez los días que no ha llegado el agua hasta donde vivo,


            dicen que es por la alocada construcción de barriadas di ́que jay clas, y como siempre le echan la culpa
            a las familias precaristas, ahora que estoy en el lado de los que levantan paredes me he dado cuenta del


            negocio torcido que es eso, autoridades y empresarios alineados, es una corrupción mugrienta como mis
            patas que han de oler terrible en este mundo de telarañas.


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            Ser pobre es jodido, y si te arropa una piel como la mía, es más focop; desde mis días en la sucursal del


            banco lo tuve claro, Yuya no dice nada al respecto, pero cuando llego a la carpa de mi cuadrilla, uno a
            uno empieza con la mofa.


            – ¡Ombe carne frita, hoy tampoco te bañaste!

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