Page 41 - Memoria2017
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no son discretas. Dos tazas de café más tarde, la chica ingresaba a la computadora de Smith y pensó
en extraer los archivos eliminados. “Pero si saco los archivos voy a parecer una distribuidora”. Tenía CUENTO
que ser inteligente. No podía sacar los archivos. Su dirección de IP no podría figurar en ese trabajo en
específico. Abrió unos cuántos documentos de video desde la misma computadora de origen. Sintió
ganas de vomitar. Sintió que el piso se abría y se desmayaba. Los archivos borrados eran un asco.
La mirada de buen tipo de Smith. Los niños. ¿Cómo podía haber gente tan enferma? El tipo era un
monstruo. Un psicópata. A Fátima se le salieron las lágrimas. Podía tratarse de cualquier niño. Niños
indefensos.
Pequeñines. ¿Cómo podría utilizar aquella información malhabida para hacer algo por la justicia?
¿Qué era lo correcto? ¿A dónde quedaba el privilegio de confidencialidad de los clientes? Smith
había sido un cliente de buena fe.
La moral. La ética. Lo correcto. Había tantas cosas que pensar. Pero Fátima decidió terminar
de hundirlo. Como un fantasma en el ciberespacio vació sus cuentas bancarias y transfirió los fondos
a una ONG de ayuda a Niños con Leucemia y Cáncer. Filtró toda la información nauseabunda al FBI.
Los videos monstruosos. El tipo era basura. También
filtró la información en las bibliotecas del sistema carcelario de EU e hizo un par de llamadas a los
jefes de pandillas dentro de las cárceles nacionales desde un celular prepago de chip gratuito. “Si
el anonimato funcionaba para hacer cagadas, también debería servir para castigar hijueputas”. Ese
pensamiento le daba paz. Persiguió a toda la lista de gente que compraba ese tipo de mercancía y
dejó la información colgada en los lugares adecuados. Un dox bien hecho. Fue un paso arriesgado.
Lo destruyó en el sentido literal de la palabra. Ya no podía pagar un abogado decente. No iba a
poder tener una vida, ni preso ni en libertad. Y todos sus clientes quedaron expuestos. O eres bueno
o eres malo. No hay grises. No hay tibieza.
Perdió la oportunidad de ganarse un montón de plata. Pero algunas batallas hay que ganarlas
silenciosamente. Y en caso de que el karma falle, uno tiene que hacer lo que tiene que hacer para
darle un empujón. Ser Robin Hood. Ser un superhéroe sin capa. Smith no era un buen tipo después
de todo. Los niños. Los niños. Los niños.
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