Page 92 - Memoria2017
P. 92
CUENTO LA BOCA DEL PEZ QUE MUERE
Llegó al hospital como pudo, cuando la labor de parto era ya una anécdota
para las enfermeras, que se disputaban los papeles protagónicos del hecho al que
ahora llamaban “causa justa”. Después supe que a través del cristal de la incubadora
estuvo mirando a su hijo, recorriéndolo con la vista durante largo rato. Yo, en la sala
de recobro, luchaba por no abandonarme al cansancio, quería verlo, compartir la
experiencia, tomarle la mano y cantarle al mundo mi dicha, mi dolorida dicha.
Suponía que a, partir de ahora, todo sería distinto. Eso creía. Eso nos hicieron creer.
En cambio, él llegó hasta mi lecho y dejó caer todo el salitre que cabe en dos
palabras:
—¿Es mío?
92