Page 91 - MEMORIA 2020
P. 91

CUENTO









            — Prométeme que vas a querer a toda mi familia, como me quieres a mí. — Si, mamá, te lo prometo.
            — Prométeme que serás un buen hombre. — Si, mamá, siempre intentaré serlo.


            Para ese entonces, Xiaoli sabía que al no existir relaciones diplomáticas de Panamá con China, sino con
            Taiwán, las facilidades de estudio para un panameño podían variar, sin previo aviso del régimen chino,


            y por eso instó a su hijo a no volver hasta tener el diploma en la mano, y a intercalar sus estudios con
            voluntariado en vacaciones. También se aseguró de que escogiera a una buena universidad, pero cerca


            de su familia, en la provincia de Hubei, para que desarrollara ese nexo filial con los suyos.
            Cuando llegó el momento de la despedida, Roberto Him tenía tantas cosas en mente para decir a Wen,


            que se sintió abrumado. Lanzó un suspiro y se limitó a darle dos consejos...
            — Sé un hombre de ciencia, y rechaza todo lo contrario a eso. — Nunca olvides que en la Medicina la


            seguridad es vida.
            También le regaló en ese momento el libro “Cenizas de ángel”, de Roberto Joaquín Pérez- Franco. Y al


            leerlo en el trayecto inicial de su largo vuelo aéreo, Wen advirtió que su padrino había subrayado con
            marcador amarillo la frase que decía: “En este altar inmolarás tus noches. La soledad y el estudio serán


            tu pan diario; la mente y el pulso firme tus herramienta. Salva muchas vidas aunque te cueste la tuya.
            Entrégate por amor a tus hermanos en servicio y ayuda, para el bienestar común. Todos los demás afanes


            son vanidades humanas”.
            Wenlian Li atesoró esos breves consejos y los puso en práctica hasta el año 2019 cuando terminó su


            prolongada carrera de Medicina, con dos especialidades en Oftalmología, incluso en el tramo final sin la
            necesidad de ayuda económica de su padrino, debido a sus buenas calificaciones, y los planes de becas


            para panameños profesionales, surgidos de las nuevas relaciones consulares entre Panamá y la República
            Popular China.


            Pero a pesar de su ascendencia china, y de su dominio del idioma Mandarín, Li Wenliang (como le
            llamaban allá), siempre fue tratado por el régimen como un estudiante extranjero. Pero su destacado


            conocimiento de la Oftalmología le permitió hacer su práctica final en el prestigioso Hospital Central de
            Wuhan, en la capital de la provincia de Hubei, donde después recibió un contrato de trabajo.


            Hacía tiempo que Wenliang, ahora de 33 años, no sentía aquel sonido interno de tren que lo atormentó

                                                                                                                    91
   86   87   88   89   90   91   92   93   94   95   96