Page 89 - MEMORIA 2020
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CUENTO









            A pesar del intento de cambiar esta versión por parte de la maestra y de la propia madre de Wenliang,
            poco pudieron hacer para evitar que rápidamente se difundiera en La Guaria, la fama de un “chinito” con


            atributos especiales para curar.
            Después vino el orzuelo incurable que en cuestión de minutos Wenliang le sanó al conductor de la


            chiva de Viento Frío. También curó dolores de muela de sus vecinos, con la utilización de simples paños
            húmedos. Pero en otra ocasión solo fue necesario el contacto de su mano para revertir la mordedura de


            una serpiente venenosa, cuando una noche le llevaron a su casa a una mujer traída de urgencia desde
            Cocuyé.


            Fue después de este incidente, y ante el temor de que una extraña fama de curandero fuera a afectar el
            desarrollo de su hijo, que Xiaoli decidió viajar a Panamá y contarle todo al doctor Him, quien para ese


            entonces era lo más cercano a una figura paterna en la vida de Wenliang.
            — Debes sacarlo de inmediato de La Guaria, traerlo a vivir conmigo, o venir ambos a vivir a Panamá,


            sentenció Him.
            — Yo conseguiré un lugar para ustedes.


            — Así lo haremos, replicó Xiaoli, demostrando una vez más su temple al tomar
            decisiones transcendentales en su vida, y ahora en la vida de su hijo.


            El quinto grado lo terminaría por módulo, y ya para el último grado de su educación básica, Wen y su
            madre estaban instalados en Panamá, en un apartamento cercano a la clínica del doctor Him.


            En los siguientes años, Xiaoli se resistía a abandonar por completo a su apego a la playa La Punta, en
            Isla Grande que tanto le gustaba, y una vez al mes viajaba a llevar provisiones al negocio que siguió


            coordinando a la distancia.
            Más a menudo viajaba Wenliang, que igualmente disfrutaba de ser el asistente de su padrino en las


            capacitaciones de parteras y giras médicas por toda la Costa Arriba de Colón.
            El nexo fraternal de Roberto Him con el muchacho fue creciendo, y en su interior aumentaba también


            la esperanza de que escogiera su misma profesión. Procuraba que Wen lo viera como un científico, y en
            ningún caso como sanador metafísico o suerte de curandera. Pero no puedo evitar que en algunas de


            sus giras, Wenliang advirtiera que, en casos excepcionales, Him era capaz de curar enfermedades y sanar

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