Page 25 - Memoria Premios IPEL 2021
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de Panamá de España. Todos estaban curiosos por saber qué habían preparado los nuevos
cadetes de la Naval.
El Rector de la Universidad dio la bienvenida e inmediatamente empezó el acto
hasta que llegó el turno de José María. Teresa y Francisco se emocionaron, la audiencia
empezó a aplaudir.
“Un saludo respetuoso a nuestro Rector profesor Víctor Luna Barahona, profesores
de la naval, al personal administrativo, padres de familia, invitados y compañeros”, empezó
José María, “Quiero iniciar recitando una pieza que me ha llegado siempre hondo. Les pido
que guarden silencio y la escuchen, porque todos la hemos aprendido en la escuela, pero
algunos no la hemos escuchado bien. Patria por Ricardo Miro.
“Oh Patria tan pequeña, tendida sobre un istmo donde es más claro el cielo y es
más brillante el sol, en mi resuena toda tu música, lo mismo que el mar en la pequeña celda
del caracol.
Revuelvo la mirada, y a veces siento espanto cuando no veo el camino que a ti me ha de
tornar… ¡Quizá nunca supiera que te quería tanto si el Hado no dispone que atravesara el
mar!...
La Patria es el recuerdo… Pedazos de la vida envueltos en jirones de amor o de
dolor, la palma rumorosa, la música sabida, el huerto ya sin flores, sin hojas sin verdor. La
Patria son los viejos senderos retorcidos que al pie desde la infancia, sin tregua recorrió en
donde son los árboles antiguos conocidos que al alma nos conversan de un tiempo que
pasó.
En vez de estas soberbias torres de áurea flecha, en donde el sol cansado se viene
a desmayar, dejadme el viejo tronco donde escribí una fecha, donde he robado un beso,
donde aprendí a soñar.
¡Oh mis vetustas torres, queridas y lejanas: yo siento la nostalgia de vuestro
repicar! He visto muchas torres, oí muchas campanas, pero ninguna supo, ¡torres mías
lejanas! Cantar como vosotras, cantar y sollozar.
La Patria es el recuerdo… Pedazos de la vida envuelta en jirones de amor o de
dolor; la palma rumorosa, la música sabida, el huerto ya sin flores, sin hojas, sin verdor. ¡Oh
Patria tan pequeña que cabes toda entera debajo de la sombrea de nuestro pabellón: quizás
fuiste tan chica para que yo pudiera llevarte por doquier dentro del corazón!”.
Al terminar se escuchó una ovación y la audiencia aplaudía de pie, José María
había declamado está poesía con mucho sentimiento, se identificaba con ella, sentía que
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