Page 59 - MEMORIA 2019
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Por diez años hice todo esto, mientras estudiaba de a poco porque los estudios no se me daban y demoré en sacar
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            el técnico en construcción.  Si bien siempre fui bueno para leer planos, arreglar cosas y manejar equipos, materias

            como matemáticas, física y cálculo me hacían la vida imposible.  Al final las superé cuando entendí como estas
            materias se relacionaban con cosas como la resistencia de los materiales, el análisis estructural y a edificación, en

            las que me convertí en un “bicho”, como dicen mis hijos.






            En cuanto me gradué de Técnico en Construcción en Edificaciones, carrera que estudié de noche, sin decirle a nadie,
            vine a conversar, papel en mano, con el ingeniero Torres Clark, quien me recomendó a los dueños de la constructora,

            de eso hacen ya veinticinco años.  De hecho, esta semana son mis bodas de plata en la construcción, por eso son

            estas reflexiones.   Durante este tiempo he administrado más de 30 proyectos de construcción, tanto pequeños como

            casas unifamiliares y construcción o remodelación de locales comerciales hasta construcción de barriadas, edificios
            de más de 20 pisos y centros comerciales.






            También, he organizado y supervisado el trabajo de muchos subcontratistas, quienes en ocasiones quieren hacer las

            cosas a su manera, para terminar y cobrar, sin importarles con el proyecto en general.  Yo procuro mediar con todos
            los contratistas ya sean los electricistas, los de aires acondicionados, los que instalan elevadores, los plomeros, etc. a

            fin de que todo quede a satisfacción de la obra.  Además, porque es un lio buscarlos después para que reparen cosas

            que otros dañan o que cambian especificaciones para satisfacer condiciones impuestas por terceros.  En fin, tengo

            que arreglármelas para que todo quede bien porque es mi responsabilidad.





            Además, he manejado cientos de obreros de la construcción.   Trabajadores de todo tipo desde los responsables

            que hacen su trabajo bien y exigen que se les pague en conformidad hasta los rebeldes, borrachos, indisciplinados,

            manos rápidas, etc.  Esa tropa de imbéciles obreros chupateros a quienes hay supervisar permanentemente para
            que no hagan ninguna cagada al hacer una armadura de acero o en el vaciado del concreto o para que respeten las

            normas de seguridad y no les caiga una pared encima.  Soporto y tengo paciencia para todos estos tipos, menos para

            los vagos a quienes echo en la primera oportunidad.  Sin embargo, aunque piense eso de ellos, no le digo a nadie lo

            que opino, no se vayan a ofender y me echen al sindicato, suficiente con las negociaciones anuales en las que tengo
            que participar de todos modos.









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