Page 72 - MEMORIA 2019
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hueco grande en el pecho, abriendo la boca grande como tratando de coger aire, trató de hablarme, pero
CUENTO de la boca sólo le salió un chorro de sangre; quise levantarlo para que no se ahogara; pero él se me quedó
mirando con un mirada larga y transparente y se me murió en los brazos.
La mirada de Antonio justo antes de morirse fue lo último que vi; sentí como si me hubieran golpeado la
espalda con una tabla llena de clavos, como si me hubieran tirado un brasero ardiente y me caí de boca,
quise levantarme, pero a duras penas me puse de rodillas y después sólo escuché una explosión dentro de
mi cabeza y todo se volvió oscuro, como una noche repentina y no supe más nada.
Desde entonces no he visto la luz, desde que recuperé el conocimiento he estado vagando en esta oscuridad,
me toco los ojos y los siento hinchados, siguen votando un agua pegosa, siento la espalda pelada y me
arde. El sol empieza a calentar de nuevo, ya no tengo ganas ni de arrastrarme, sé que me voy a morir en
esta desolación, me da miedo que no me encuentren, que me pudra aquí en este bananal sin fin.”
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Ya se había resignado a la muerte, ya lo que le quedaba de vida era poco, no tenía sentido seguir andado
sin saber a donde ir, cuando escuchó un ruido, el ladrar de un perro, tal vez, se escuchaban lejos, pero le
entraron unas ganas de vivir y empezó a arrastrarse, nuevamente.
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