Page 33 - Memoria2018
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Cracker Jack.
Sofía ignora la falta de modales del Alcalde y lo reta a debatir con propuestas. Pero Duarte no CUENTO
deja de decir frases prefabricadas y demeritar la carrera y los conocimientos de la aspirante a Alcaldesa.
De repente Rafael Duarte mira a su celular y sonríe con maldad. Parece que ha llegado lo que
tanto esperaba.
— Conciudadanoooooos, ya ustedes conocen mi trayectoria (pausa dramática), de la cual no les cabe
la menor duda. No importan los ataques de mis rivales, porque yo me debo a mi ciudad. En cambio, la
candidata Hernández es una recién llegada, sin idea de cómo dirigir una ciudad. Yo soy un hombre de
familia y quiero para mi ciudad lo que quiero para mis hijos. Y si hay algo que no quiero para mis hijos
es una alcaldesa que no tiene ninguna vergüenza ni respeto por su electorado. No quiero una mujer sin
principios morales y sin recato en la máxima silla de la ciudad”.
Mientras decía estas últimas frases elevaba el tono y gesticulaba como un poseído.
—Ante todos ustedes me atrevo a quitar la máscara a una mujer que sólo traería malos ejemplos a
nuestras jóvenes y niñas.
Sofía Hernández comenzaba a cansarse del discurso de barricada del Alcalde, pero ante todo
sabía que no podía perder la vertical de su carácter por las provocaciones de Duarte. Pero él seguía
arengando descréditos hacia la candidata, con una seguridad que crecía a cada segundo que seguía
escupiendo acusaciones frente al micrófono.
— …y como yo soy un hombre íntegro, que se debe a su ciudad, vengo hoy, con pruebas concretas, a
revelar ante ustedes quién es Sofía Hernández, de una vez y para siempre. Estoy seguro que una vez
hayan visto lo que yo he visto (otra pausa dramática), no dudarán ni un momento en volver a dignificar
a mi humilde personaaaaaa, con el voto para presidir el Concejo Municipal desde la Alcaldía del
Distritooooo.
En ese momento cúspide de su perorata, el Alcalde agarra su iPhone X en la mano izquierda, la misma
que está engalanada con un Rolex de imitación y una esclava de oro.
—Le solicito encarecidamente a la producción que tome un primer plano de mi teléfono celular”— dice
Duarte con tono triunfal y algo ofendido.
El camarógrafo principal gira la cabeza hacia el asistente de producción, quien a su vez voltea a
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