Page 30 - Memoria2017
P. 30
Un astrónomo con conocimientos de física cuántica, que había previamente teletransportado
CUENTO átomos hasta moverlos de un lugar a otro en el espacio en una escala cuántica jamás imaginada y que
descubrió que las galaxias y los causares, fuentes causiestelares de radio, en palabras más simples:
agujeros negros en los centros de las galaxias; estos están diseminados de forma desordenada en el
firmamento. Lo que prueba que el universo es irregular. El astrónomo logró medir la posición de las
galaxias y halló que se estaban acercando las unas a las otras. Esto podía explicar por qué la luna se
había acercado tanto a la tierra, pero también revelaba que el universo no solo se expande, también se
está reciclando así mismo y si no cuidamos a la luna, desaparecerá, no por un agujero negro, si no por
nosotros mismos.
Es cierto que la primera en probar la luna fue una niña y su amigo Alfonso, pero no es verdad que
fue culpa de ellos todo lo que pasó después. Cuando ella la probó, luego la saboreó Alfonso. Él, Alfonso,
no era de los niños que vivían en los rascacielos. Vivía abajo, en esas pequeñas casitas insignificantes,
pero su mamá era la sirvienta en la casa de la niña que se había hecho amiga de Alfonso y sin medir
clases sociales jugaban juntos los viernes que era el día en que su mamá lo llevaba al edificio. Cuando le
contó a su papá que la luna era de queso o al menos a eso sabía, su padre lo comentó con sus amigos
mientras jugaba dominó en el parque. Desde allí se veía la luna gigantesca y se podía apreciar a los
más ricos caminar por ella y divertirse en diversas actividades. Todos se echaron a reír. Pero enseguida
estuvieron serios cuando en silencio se quedaron reflexionando en algo. Si la luna se puede comer, es
posible que se acabe el hambre en la tierra. Ese rumor llegó a los oídos de un empresario accionista de
uno de los consorcios más grandes del mundo. Sólo por quitarse las dudas le dio un mordisco a la luna y
comprobó que era comestible y lo que siguió fue la más grande explotación lunática que se haya podido
experimentar en la historia de la humanidad. Los grandes empresarios empezaron a vender la luna como
si fuera queso prensado. Se podía ir a cualquier supermercado y encontrar distintos tipos de alimentos
derivados de la luna. El único inconveniente era que el precio era verdaderamente lunático y llagaba más
allá de lo que podía pagar una persona normal, ni siquiera la clase media podía comprar más de media
libra de luna.
Los primeros en protestar sobre la explotación de la luna no fueron los científicos y ecologistas,
sino los brujos, los quirománticos, los adivinadores y todos los que de alguna forma vivían de los atributos
de la luna. Cómo podrían trabajar si la luna se la estaban comiendo. Ya no podían construir sus pócimas
30