Page 19 - Memoria Premios IPEL 2021
P. 19
monte los iba a enloquecer. Después de varios días, no iban a saber cómo regresar al
poblad, solo Kobre sabía cómo ir y venir. Kobre tendría que decidir la vida de esos hombres.
Después de una semana, los hombres de la aldea empezaron a recuperarse, Akai
suministraba los remedios según su instinto, pero algunos estaban tan enfermos que
murieron. Finalmente, en la aldea quedaron 17 extraños vivos, diez recuperados. Pasaron
semanas y la incertidumbre, el hastío y la desesperación empezaron a embargar los
sentimientos de los marinos iniciando desavenencias entre ellos. Don Sebastián queriendo
arreglar las cosas, no se decidía a qué bando apoyar, quería que hubiera un acuerdo entre
todos. Los días pasaban y la desesperación aumentaba al borde de un motín. Los indígenas
estaban ya preparados para responder, pero sabían que la lucha, si la había iba a ser cruel.
Habían visto practicar a los hombres con sus armas y eran poderosas. Como cubrían sus
cuerpos con armaduras, los indígenas tendrían que ser muy certeros para poder acertar
con los dardos venenosos. El temor entre algunos de los indígenas fue creciendo y a alguien
se le ocurrió ofrecer su oro para lograr que se fueran. Esto aceleró el motín y los españoles
empezaron a saquear las viviendas. Así también encontraron a las bendecidas y por
bendecir y se juntó la codicia con el deseo. Apare llevó a las bendecidas y por bendecir de
su clan y el de Akai al lugar secreto. Otore lo acompañó. La pelea entre los indígenas y los
españoles fue sangrienta. Cuando Kobre regresó con Lele y cinco sobrevivientes a la aldea
el ambiente era otro. Había indígenas empalados, mujeres y niñas violadas y los hombres
estaban sometidos. Los habían dejado sin alimento y agua para debilitarlos. Las cabezas
de Obebe, y Zore estaban empaladas en la mitad de la aldea para obligar la obediencia de
los indígenas. Kobre quedó horrorizado mientras Don Diego, caminaba apoyado en una
vara improvisada. Se decía a sí mismo,“¿Qué había hecho Don Sebastián? ¡Dios mío,
había perdido el control de los hombres! El viaje había sido un fracaso, nunca encontraron
el otro mar. Construir un asentamiento iba a ser imposible con tan pocos hombres. Su deseo
eras regresar a casa”. Entre los hombres sobrevivientes no se encontraba José María, José
María había encontrado la paz en la selva.
En la selva, durante el camino de regreso a la aldea, Don Diego rezaba en silencio
pidiéndole a Dios que le devolviera su barco para retornar a España y no volver más a ese
infierno. Una vez llegó a la aldea, organizó a los hombres que quedaban y regresó a
España, nunca más regresó. En cambio, Don Sebastián regresó y fundó su comunidad en
el nuevo mundo.
15