Page 31 - Memoria Premios IPEL 2021
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Los Sukias hicieron un gesto y quedaron en silencio. Nuestro señor inmóvil, sobre la
                  piedra no dijo palabra. Detrás, apareció la Meri Nuäre Aburema cogida del brazo de la

                  anciana madre. Adornada su frente con flores y plumas de distintos colores, un collar ancho
                  de finas perlas tapaba su cuello y caía como punta de lanza entre sus pechos, tapaba su
                  cuerpo con una hermosa manta tejida con hilos de tres colores.    Tenía en su mano una

                  antorcha sin fuego y en la otra un disco plano con dibujos de animales en tres colores.


                           Cada Sukia, de cada pueblo cantó su historia en su propia lengua y pidió para
                  Aburema  la  abundancia,  para  nuestro  señor  larga  vida  y  para  los  pueblos,  paz.  Los
                  guerreros de cada señorío danzaban y saltaban como si estuvieran en combate, mostraban

                  su fuerza, agilidad y brío, para impresionar a la Meri Nuäre Aburema, y a nuestro señor
                  Quibian. Cuando el último Sukia cantó sus cantos sagrados, nuestro señor miró a Sö Bolore
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                  y recitó su canto, encomendó a su hija a los espíritus de Sö, Dobó  , Nü  , Deo y Ngwana
                  y bajando la mirada encendió con su antorcha la antorcha de la Meri Nuäre Aburema. Todos
                  los caracoles sonaron otra vez y un bullicio grande se regó por la llanura; el festejo había
                  iniciado. Nuestro señor, la Meri Nuäre Aburema y la anciana madre, volvieron a la casa del

                  Risco.
                           Por  muchos  días  se  extendieron  los  juegos  de  balsería  y  se  enfrentaron  los

                  mejores guerreros de los distintos señoríos. Sobresalía entre ellos el Guerrero Urrabá, de
                  los dominios de Nata, era de mayor tamaño y fuerza que los demás guerreros y todos
                  esperaban que, concluido los juegos, marchara de nuestras tierras junto a la Meri Nuäre

                  Aburema, según conviniera con nuestro señor Quibian. Si el guerrero llevara a la hija de
                  Quibian como esposa a su señor, sería segura la paz entre los dos dominios; pero si el

                  guerrero llevara a la Meri Nuäre como mujer suya, desafiaba a su señor, el guerrero estaría
                  reclamando los dominios de la llanura como un nuevo señor.



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                  16 Dobó: Tierra
                  17 Nü: Lluvia








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