Page 50 - Memoria Premios IPEL 2021
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Como suele pasar, quizás por la facilidad de lo conocido, el camino de vuelta fue
                  mucho más  ligero. Igual  que  la  vez  anterior,  Jack fue  abriendo  paso  con  el  machete  y

                  Ackermann lo siguió a poca distancia. La espesura de la selva y su humedad eran las
                  mismas, pero ahora la actitud del alemán era más relajada y hasta dulce, podría decirse.
                  Avanzaba,  tal  vez,  alegremente.  Con  el  tiempo  desgranándose  de  ese  modo,  pronto

                  apareció la circular claridad del túnel que llega a su fin.


                         Lo primero que vio el alemán fue la cara sonriente de Demetrio González, quien iba
                  escoltado por un grupo de agricultores.
                         ⎯Bienvenido, mi amigo⎯se apresuró a decir el escritor⎯, nos da mucho gusto verte

                  otra vez, después de tu aventura. Hemos querido sorprenderte con esta puntual espera.
                  ¿Ha sido descortés que hayamos aguardado por ti?
                         ⎯En  absoluto⎯contestó  el  alemán  aún  caminando  hacia  ellos,  sin  haberlos

                  alcanzado⎯. ¿Ven la alegría en mis ojos, trabajadores plataneros, bohemio personaje de
                  los trópicos?

                         ⎯Sí, la veo, pero desconozco la causa.
                         ⎯Ya la conocerá. Vayamos a la fonda de mama Rosí, ¿te parece, bohemio personaje

                  de los trópicos?
                          ⎯Por supuesto.
                         Y anduvo el grupo hacia la casucha de madera, la fonda de mama Rosí, como una

                  procesión de monjes en éxtasis.
                         ⎯Concedo ⎯comenzó diciendo el alemán ⎯que el útero de la naturaleza, por usar
                  una metáfora que me parece exacta, es embriagante. Me siento cual recién nacido. He sido,

                  trabajadores plataneros, bohemio personaje del trópico, renovado. Si eso es lo que preveías
                  con la apuesta, lo concedo sin dudar: venciste.


                         Demetrio  González  pellizcó  la  comisura  derecha  de  sus  labios  con  una  sonrisa
                  astuta y ladeada.


                         ⎯Sin embargo, tal como relatan las leyendas imperecederas, es distinto el efecto
                  que tienen las maravillas en razas inferiores y superiores. No he visto un solo pájaro, por

                  muy  maravillosos  que  fueran  sus  colores,  que  me  arrancara  un  suspiro  descontrolado.
                  Ningún felino, con su hermosa cintura y exuberante forma, ha provocado que yo, un hombre

                  de hierro deje de ser hombre de hierro, que la pureza dejara de ser pureza.

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