Page 52 - MEMORIA 2019
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Varias veces he estado allí, en su mesa, compartiendo unas “pintas” cuando ocurre que comienza a sonar una
     CUENTO  canción, por ejemplo, eh le le le le le le le, le le le le le le le le, es Pablo Pueblo, y Lencho manda a todos a callar


            y a escuchar, aguzando el oído, comienza a cantar, tararear y, cuando termina, empieza a explicar e interpretar la
            canción, cuya letra se conoce, como se dice, de atrás pa´lante y de adelante pátras.






                                         Regresa un hombre en silencio


                                         De su trabajo cansado

                                         Su paso no lleva prisa


                                         Su sombra nunca lo alcanza






            Primero recita la estrofa y luego la explica.  Interpelando a sus interlocutores, pregunta, ¿Sabes de que trata esta
            canción?  Y contesta, sin espera respuesta: Pablo Pueblo es un hombre jodido por las circunstancias que ni siquiera

            sabe que esta jodido.  Por eso anda en silencio y está cansado.  Trabaja, pero cuando sale está cansando.  No como

            nosotros que salimos del trabajo alegres y con ganas de tomarnos una “pintas”.  Pablo Pueblo sale cansando, sin

            prisa, como si el mundo pesara en sus hombros.  Esta tan jodido que ni siquiera su sombra lo quiere alcanzar, no
            quiere esta con él.  Nadie quiere estar con uno cuando esta jodido.  Estar jodido es un repelente de gente.






            Pero ¿por qué está jodido? -pregunta de nuevo.  Porque “lo espera el barrio de siempre”, con un miserable foco, con

            basura, con el ruido de una cantina a la que no puede entrar porque no tiene plata.  Luego, para llegar a su cuarto
            tiene que pasar por un zaguán que esta oscuro porque la luz del foco no llega hasta allí, pero le alcanza para ver

            de nuevo “las paredes con las viejas papeletas que prometían futuros en lides politiqueras”.  ¡Coño! Quien no está

            cabreado en esas circunstancias.  Los políticos les prometen a los pobres cosas que no tienen la menor intención de

            cumplir o los compran con jamones y otras pendejadas.  Con estas practica condenan a la gente, como Pablo Pueblo,
            que son “hijos del grito y la calle, de la miseria y del hambre, del callejón y la pena a vivir siempre en la pobreza,

            los condenan a alimentarse de esperanzas huecas y vacías que no tienen cuando mejorar.  Lo peor es que la gente no

            tiene conciencia de ese mecanismo de la politiquería que inunda nuestros barrios.





            Alguien interrumpe estas reflexiones y pregunta, Lencho, ¿qué quiere decir la siguiente estrofa?  Lencho lo recita

            despacio,

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